domingo, 29 de marzo de 2009

CARTA






CARTA DE UN NIÑO A TODOS LOS PADRES DEL MUNDO

No me grites
Te respeto menos cuando lo haces. Y me enseñas a gritar a mí también y yo no quiero hacerlo.

Trátame con amabilidad y cordialidad igual que a tus amigos
Que seamos familia, no significa que no podamos ser amigos.

Si hago algo malo, no me preguntes por qué lo hice
A veces, ni yo mismo lo sé.

No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por ti (aunque sea para sacarte de un apuro). Haces que pierda la fe en lo que dices y me siento mal.
Cuando te equivoques en algo, admítelo
Mejorará mi opinión de ti y me enseñarás a admitir también mis errores.

No me compares con nadie, especialmente con mis hermanos
Si me haces parecer mejor que los demás, alguien va a sufrir (y si me haces parecer peor, seré yo quién sufra).

Déjame valerme por mí mismo
Si tú lo haces todo por mí, yo no podré aprender.

No me des siempre órdenes
Si en vez de ordenarme hacer algo, me lo pidieras, lo haría más rápido y más a gusto.

No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer
Decide y mantén esa posición.

Cumple las promesas, buenas o malas
Si me prometes un premio, dámelo, pero también si es un castigo.

Trata de comprenderme y ayudarme
Cuando te cuente un problema no me digas: "eso no tiene importancia..." porque para mí sí la tiene.

No me digas que haga algo que tú no haces
Yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas, aunque no me lo digas. Pero nunca haré lo que tú digas y no hagas.

No me des todo lo que te pido
A veces, sólo pido para ver cuánto puedo recibir.

Quiéreme y dímelo
A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo.

Trata de comprenderme y ayudarme
Cuando te cuente un problema no me digas: "eso no tiene importancia..." porque para mí sí la tiene.

No me digas que haga algo que tú no haces
Yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas, aunque no me lo digas. Pero nunca haré lo que tú digas y no hagas.

No me des todo lo que te pido
A veces, sólo pido para ver cuánto puedo recibir.

Quiéreme y dímelo
A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo.